Acaba 2020, un año complicado para todos y en especial para algunos que de una manera u otra hemos apreciado el dolor y la pérdida de algún ser querido.
Como siempre debe contemplarse el lado sonriente de la vida y dejar a un lado la tristeza, quiero acabar mi post de este año con un brindis.
Celebrar que este año me ha traído el reconocimiento judicial que esperaba desde que comenzamos en 2018 un asunto complejo a la vez que muy importante para mí.
En marzo de 2018 un accidente en la montaña saltaba a las noticias de todos los periódicos de nuestra comunidad y hacían referencia a que unos esquiadores habían perdido la vida, ascendiendo.
Pronto me encargaron la defensa de uno de ellos, tras estos dos años y medio hemos obtenido la primera Sentencia que reconoce que ese día los accidentados se encontraban prestando servicios por cuenta ajena para una Institución Pública, no se trataban de unos amigos que subían por placer, como se dijo en un inicio.
Gracias al arduo trabajo de Inspectora de Trabajo, Letrados de la Tesorería General de la Seguridad Social, Letrados de los accidentados hemos podido acreditar ante el Juzgado de lo Social que aquel día estaban trabajando por cuenta ajena para dicha Institución pública y por tanto merecen las víctimas el reconocimiento de los derechos que como tal les corresponde.
Después de largas sesiones de un juicio en el que hubo momentos muy duros, en los que debes tragar saliva para poder continuar haciendo tu trabajo, llega la recompensa de ver sobre el papel la esperada Sentencia.
Le agradezco a la vida la oportunidad de conocer a la viuda, a mis compañeros de trabajo en este asunto, a tantas personas que nos han dado su apoyo y por ello brindo desde aquí por todos ellos, que en este momento descansan más tranquilos sabiendo que ha merecido la pena el esfuerzo y que ahora somos aún más fuertes que antes.
Brindo por ti, donde quiera que estés, sé que nos estás iluminando en este camino, yo cuidaré de ella y la acompañaré hasta que todo acabe.